EFE.- La junta militar de Birmania (Myanmar) alista una ley de ciberseguridad que le permitirá interrumpir temporalmente internet, prohibir contenidos y reclamar datos de los usuarios, todo ello cuando continúan las detenciones a políticos tras el golpe de Estado.
El intento de controlar internet llega mientras este jueves, por sexto día consecutivo, hubo protestas, aunque más dispersas y menos multitudinarias, a lo largo del país contra el levantamiento militar que acabó con el Gobierno electo de Aung San Suu Kyi.
Según el borrador de una directriz a la que tuvo acceso Efe, la Junta exige que los proveedores guarden un registro de los usuarios (IP, teléfono, dirección, uso de datos y otra información necesaria) durante tres años y entregarlo cuando se les pida.
Aquellos que no faciliten los datos de acuerdo con la ley se enfrentarían a penas de hasta tres años de cárcel y multas de 10 millones de kyat (7 mil 100 dólares).
En un comunicado conjunto, 160 organizaciones civiles birmanas denunciaron que la propuesta de ley vulnera los derechos digitales, la privacidad y otros derechos humanos, al tiempo que subrayaron que el Gobierno militar no tiene autoridad legal para legislar.
“Si esta acción ilegal del actual régimen militar no es denunciada con firmeza a tiempo, la opresión de los militares en el país durará mucho”, indicaron los firmantes.
El gobierno militar envió a varias compañías de telecomunicaciones en el país la propuesta de ley, que permitirá aumentar la censura y la vigilancia, según reveló la ONG Myanmar ICT for Development Organization (MIDO).
Los militares restringieron internet durante varias horas durante el golpe de Estado que dieron el pasado 1 de febrero y también durante más de 24 horas el fin de semana del 6 y 7 de febrero ante el inicio de las manifestaciones contra la Junta en las calles.
Tres días después del golpe, las autoridades también bloquearon el acceso a Facebook y Twitter, las plataformas más usadas por los críticos con el poder de facto, aunque muchos usuarios están usando programas VPN, redes privadas virtuales que permitir acceder a páginas restringidas
A diferencia de los días previos, cuando las manifestaciones fueron masivas y sufrieron encontronazos violentos con la policía, este jueves los manifestantes se dispersaron y protestaron en grupos más pequeños en áreas clave de las ciudades.
Los empleados de muchos sectores de la Administración pública, además de trabajadores de fábricas, personal bancario, ingenieros y abogados, organizaron sus propias marchas, al igual que muchos grupos étnicos.
Cientos de personas participaron en una protesta frente a la embajada china en Rangún, la mayor ciudad del país, para pedir a Pekín que no apoye a la junta militar que tomó el poder en un golpe tras acusar al Gobierno de fraude electoral.
De manera masiva, los birmanos se han echado a la calle ininterrumpidamente desde el sábado en rechazo al gobierno militar, para exigir la liberación de Suu Kyi y el resto de detenidos, y para reclamar a los militares que respeten los resultados en las urnas.
La policía han cargado contra los manifestantes en algunas concentraciones con cañones de agua, balas de goma e incluso munición real, con el objetivo de sofocarlas.
Una mujer se encuentra en estado crítico desde el martes tras recibir un disparo en la cabeza durante una carga policial contra una manifestación en Naipyidó.