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Opinión | Latinoamérica, el futuro incierto

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A ESTRIBOR
Juan Carlos Cal y Mayor

Recientemente el Nobel peruano Mario Vargas Llosa, expresó su preocupación por el incierto destino que depara a las democracias liberales en Latinoamérica. Los resultados de la elección en Chile representan un serio revés para quienes veíamos en ese país un ejemplo de crecimiento sostenido de la economía y una democracia ejemplar que permitía la convivencia y la alternancia entre gobiernos variopintos de la centro izquierda a la centro derecha.

La izquierda está ganando terreno como alternativa redentora en sociedades que aspiran a un estado de bienestar como el que ha logrado la socialdemocracia en Europa y en especial en los países nórdicos, pero hemos devenido en mal logradas copias piratas que ante la falta de resultados han derivado en gobiernos fallidos, autocracias o abiertas dictaduras como en los casos de Nicaragua, Cuba y Venezuela.

EL CASO DE CHILE

El caso de Chile es relevante porque después de la dictadura de Pinochet, cuyo gobierno feneció por un plebiscito, se heredó un crecimiento de la economía superior al 10% encima incluso de países europeos y se mantuvo durante la transición hasta la actualidad con una tasa de crecimiento superior al 6%. Redujeron la pobreza a niveles del 8% aún con gobiernos de izquierda porque respetaron reglas básicas de la macro economía.

Por eso llamó poderosamente la atención que en el 2018 iniciara una revuelta que se manifestó de forma violenta incendiando edificios públicos, equipamiento urbano y vandalizando comercios, situación que tuvo que ser controlada por los carabineros para mantener el orden. De entre los líderes universitarios que participaron en esas manifestaciones surgió Daniel Boric, el actual presidente electo de Chile, apoyado por los partidos de la izquierda y la extrema izquierda como el partido comunista chileno cuyas tesis se siguen sosteniendo en las obsoletas ideas marxistas.

DEL MURO DE BERLÍN AL REGRESO DEL MARXISMO

Pasamos de la caída del muro de Berlín que dividió Alemania entre los pobres del experimento autoritario socialista y la otra parte del mismo país, pero desarrollado, producto del libre mercado y la democracia. Las dos Coreas son otro ejemplo notable entre la democracia liberal en Corea del Sur con altos niveles de desarrollo y la dictadura hereditaria estatista en Corea del Norte, uno de los países más pobres y menos libres del mundo.

LA CLASE MEDIA

La base teórica de Daniel Boric, producto de su formación universitaria, es la misma con que han triunfado otros movimientos de izquierda ofreciendo un utópico igualitarismo basado en la criminalización de la riqueza y su redistribución. Grabar con más impuestos a los que ganan más para retribuirla con programas asistenciales entre los más pobres. Su idea del desarrollo no es generar y producir más riqueza sino castigarla desincentivando con ello la generación de empleo y así no funciona esto. Se ahuyenta a la inversión extranjera y se obliga a los poseedores del gran capital nacional a buscar mejor resguardo fuera del país. La carga tributaria recae entonces sobre una clase medía que termina por engrosar paulatinamente las filas de la pobreza.

EL DESASTRE ARGENTINO

El estado se vuelve parasitario. Se recurre al déficit o al endeudamiento para sostener a toda costa la base social de los electores. Los chilenos no tienen que ir muy lejos, tan solo cruzar la frontera para ver el desastre económico en Argentina que ha alcanzado niveles de pobreza inimaginables en un país que alguna vez fue una potencia económica. Su tasa de pobreza actual casi llega al 50%, mientras que la indigencia ha alcanzado niveles del 10%. Los chilenos no vieron las barbas de su vecino cortar y olvidaron poner las suyas a remojar.

EL DILEMA DE BORIC

Antes de dejar la presidencia, Sebastián Piñera, le dejó una papa caliente a Boric. Aumentó con el apoyo del congreso la pensión básica que reciben los chilenos de bajos recursos y el futuro presidente ya se dio cuenta que no tendrá a corto plazo como financiarla. Si Boric no se deslinda de la izquierda comunista y prefiere sostener a toda costa sus promesas de campaña, estará poniendo en riesgo la propia viabilidad de su gobierno. No le queda más que hacer un viraje a la centro izquierda porque además tiene un congreso equilibrado entre fuerzas de izquierda y derecha que no le va aprobar con facilidad los presupuestos y reformas para llevar a cabo sus programas. El expresidente de Uruguay, José Mujica, advirtió al joven político cuidar la economía de mercado. Ya veremos hasta donde.

DEMOCRACIAS EN RIESGO

Producto de la grave crisis económica por la que atraviesa Argentina, la derecha ganó inusitadamente terreno en las elecciones intermedias y se enfila en dos años a ganar la presidencia. Sin embargo, la izquierda sigue ganando terreno en toda América Latina. Este año Lula se postula de nuevo a la presidencia de Brasil con una alta preferencia en las encuestas sobre Jair Bolsonaro, mientras que Gustavo Petro, también de izquierda, avanza con fuertes posibilidades para ganar en Colombia. Solo quedan en el continente latinoamericano dos democracias liberales sólidas, Costa Rica y Uruguay. Mientras en el Ecuador, el presidente Guillermo Lasso, trata de recuperarse del mandato de Rafael Correa, otro aliado del Foro de Sao Paulo.

LA INDIFERENCIA DE BIDEN Y LA ONU

A todo ello abona la indiferencia de la administración de Joe Biden. Los EU pasaron de la época del intervencionismo tal como sucedió en Chile, Panamá y Centroamérica en la era de Henry Kissinger, a su desdén como adalid de las libertades. Su retiro de Afganistán ha sido duramente criticado al dejar a merced de los Talibanes a las mujeres de ese país que habían logrado avances notables y hoy viven sujetas a la represión y la violencia criminal contra sus más elementales derechos. Incluso, las Naciones Unidas han renunciado a ser garantes de la Carta Universal de los Derechos Humanos Universales al dejar actuar a sus anchas a Maduro, Díaz Canel y Daniel Ortega con la más absoluta represión ante cualquier intento de disidencia en sus países.

MIENTRAS HAYA DEMOCRACIA

En un artículo publicado el 1 de enero en El País, Vargas Llosa se manifiesta en contra de las dictaduras y defiende la democracia. Nos dice que “Los pueblos tienen derecho a equivocarse. (pero) En una democracia, estos errores pueden ser rectificados y enmendados.” Cada país tiene el derecho a elegir a sus autoridades y cambiar el modelo económico y social si consideran que han fallado, pero parece que la curva de aprendizaje en América Latina, será larga. El problema es que, legitimados por el voto de los ciudadanos, los gobernantes se vuelven autócratas pretendiendo encarnar la voluntad del pueblo. Mantienen su hegemonía entre las dádivas y la represión. Ven a la democracia, la división de poderes, la libertad de expresión, entre otras libertades, como un estorbo y terminan perpetuándose en el poder a costa de ellas…

A ESTRIBOR
Juan Carlos Cal y Mayor | @jccalymayor

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