El estudio de la vacuna contra la COVID-19 más grande del mundo comenzó este lunes con la vacunación de 30 mil voluntarios planificados que colaboran en probar las vacunas creadas por el Gobierno de los Estados Unidos.
Aún no hay garantía de que la vacuna experimental, desarrollada por los Institutos Nacionales de Salud y Moderna, realmente proteja a las personas ante el virus.
Al respecto, los voluntarios no sabrán si están recibiendo la vacuna o un placebo.
Después de dos dosis, los científicos seguirán de cerca qué grupo experimenta más infecciones a medida que realizan sus rutinas diarias, especialmente en áreas donde el virus aún se está propagando sin control.
“Desafortunadamente, para los Estados Unidos de América, tenemos muchas infecciones en este momento” para obtener esa respuesta, asegura el doctor Anthony Fauci de los NIH a The Associated Press.
Varias vacunas fabricadas por China y por la Universidad de Oxford de Gran Bretaña a principios de este mes comenzaron a ser probadas en seres humanos en Brasil y en otros países afectados.
Sin embargo, Estados Unidos requiere sus propias pruebas de cualquier vacuna que pueda usarse en el país y ha establecido un nivel alto: Cada mes hasta el otoño, la Red de Prevención COVID-19, financiada por el Gobierno, lanzará un nuevo estudio de un candidato líder; cada uno con 30,000 voluntarios recién reclutados.
Los estudios masivos no son solo para evaluar si las vacunas funcionan, sino que son necesarias para verificar la seguridad de cada la vacuna potencial.
Seguir las mismas reglas de estudio permitirá a los científicos eventualmente comparar todas las vacunas.
Con información de La Razón
