El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha “priorizado” exageradamente el beisbol, uno de los caprichos del Presidente, pues se han gastado 3 mil 621 millones de pesos en remodelar estadios, uno de los restaurados, fue el de su hermano, Pío Obrador en el estado de Chiapas.
El gobierno federal gastó y desperdició mil 054 millones en tres años en la ocurrencia llamada Probeis, misma, que fracasó y dejó de existir. Probeis desapareció sin cumplir su principal objetivo: que más jugadores mexicanos jueguen en las Ligas Mayores.
De acuerdo a una publicación de Organización Editorial Mexicana, Probeis recibió durante tres años mil 054 millones de pesos. Su ahora exdirector, el exbeisbolista Edgar González es el director del Bachillerato Tecnológico de Educación y Promoción Deportiva (BTED), una institución educativa para entrenadores de atletismo de fondo, caminata, beisbol y fisioterapeutas.
Posterior a este fracaso, Andrés Manuel López Obrador invirtió mil 700 millones de pesos para los estadios de beisbol de Campeche y Cancún , 511 millones para el estadio de Hermosillo en Sonora, 178 millones para el estadio en Ciudad Obregón y 12 millones más para el de Villahermosa.
No solo fue la inversión en la remodelación de los estadios, también “ayudó” a los Olmecas de Tabasco con 44 millones de pesos, y por si fuera poco, dio 103 millones de pesos para remodelar el estadio de Chiapas donde juega el equipo Las Guacamayas, plantilla liderada por Pío López Obrador, hermano del presidente.
Analistas y expertos aseguran que es un exceso el gasto al beisbol, pues con 3 mil 621 millones de pesos el gobierno federal hubiese podido construir 47 unidades médicas del IMSS, teniendo un costo de 77.4 millones cada una ó dar hogar a 7 mil 242 familias mexicanas con un costo de 500 mil pesos por casa.
Si no se hubiese gastado tanto en el beisbol, Andrés Manuel López Obrador pudo haber adquirido 7 mil 242 patrullas para combatir la creciente violencia que azota al país, con un costo de 500 mil cada unidad, o en su caso, alcanzaría para aplicar quimioterapias en 30 mil 175 niños con cáncer con un costo de 120 mil pesos por tratamiento.
3 mil 621 millones de pesos desperdiciados en una capricho que hasta ahora, no ha dado resultados.
