“Lajerío era una comunidad muy bonita, una comunidad amigable para todos. Todo aquel que llegaba era bien recibido, pero a las 11 de la noche del 22 de mayo entraron grupos armados, entraron con detonaciones. Nosotros jamás, jamás, lo habíamos vivido. Jamás pensamos, o llegamos a pensar, que nosotros íbamos a vivir esta pesadilla”.
La que habla es una mujer del poblado Lajerio, ubicado en Frontera Comalapa, Chiapas, justo en la frontera de México con Guatemala, víctima de desplazamiento forzoso ante el embate de una narcoguerra que nadie pidió.
“Yo sé que las cosas materiales van y vienen, lo importante es la integridad y que estemos completas en nuestras familias. Pero lamentablemente no todas están completas”, dice la mujer a la periodista Ángeles Mariscal, de Chiapas Paralelo.
Cuenta que son miles los que se desplazaron de manera forzada porque a su comunidad la alcanzó “la guerra”. En videos difundidos en redes sociales se observa a familias enteras huir despavoridos, cargando unas bolsas con apenas algunas pertenencias.
Desde el pasado día 22 de mayo, la disputa de los Cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa por el control de la zona fronteriza entre México y Guatemala llegó a Lajerío con toda su furia.
El Gobierno de Chiapas no ha dado ningún declaración al respecto. El gobernador, Rutilio Escandón Cadenas tampoco se ha solidarizado con las víctimas.
