La Sierra de Chiapas vive sus momento más cúspide de violencia. Grupos delictivos que se disputan la zona han tomado el control, dejando a las comunidades atrapadas en constantes enfrentamientos, ocasionando desplazamientos forzados.

El pasado 18 de agosto, lanzaron drones cargados de explosivos contra el cuartel del 101 Batallón de Infantería en Chicomuselo. La explosión marcó un nuevo hito en el conflicto y la capacidad destructiva de los grupos criminales que operan ante la indiferencia del Gobierno de Chiapas, acusan ciudadanos de la Sierra. 

La comunidad de Regadillo, en Chicomuselo, fue escenario de un enfrentamiento apenas días antes del ataque con drones. Durante un patrullaje rutinario, las tensiones entre el Ejército Mexicano y los pobladores alcanzaron su punto más alto.

Los enfrentamientos armados donde aún no se sabe con exactitud cuántos muertos hay, cientos de habitantes han sido forzados a participar en bloqueos estratégicos en puntos críticos como Escobillal, Siltepec, Chamic y Belisario Domínguez. Bajo la amenaza de represalias, la gente se ve obligada a exigir la retirada del Ejército, la Guardia Nacional y la Policía Estatal, repitiendo el discurso impuesto por los criminales.

No solo la violencia se apodera de Jaltenango, sino también en Frontera Comalapa, La Concordia, El Jocote, y otras comunidades, los bloqueos se multiplican, impidiendo el paso del Ejército y la SEDENA. Estos grupos delincuenciales, que operan con vehículos blindados conocidos como “monstruos” y camionetas igualmente blindadas, han comenzado a emplear drones equipados con bombas, añadiendo una nueva dimensión al conflicto.

Los habitantes, señalan abandono total por parte del gobierno de Rutilio Escandón. Exigen paz y seguridad, pero afirman, que ya hay poca esperanza en el gobernador en turno.

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