La sensación de caer al vacío, las llamadas sin contestar, las imágenes de un tren colgando y la incertidumbre: a un año del colapso en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, para muchas víctimas ese momento es una herida aún abierta.
La falla en el tramo elevado entre las estaciones Olivos y San Lorenzo Tezonco cobró la vida de 26 personas que viajaban en el tren y dejó unas 96 personas heridas, varias de las cuales cargan con secuelas físicas y emocionales.
A un año de la tragedia en la Línea 12 del Metro, la reconstrucción va lenta, no hay personas presas como responsables, y la fiscalía capitalina privilegió en este caso, pero de forma selectiva, la justicia restaurativa, con compensaciones monetarias para evitar juicios largos y tediosos.
A las empresas que, según la investigación oficial, de origen construyeron mal la obra, se les permitió evitar acusaciones penales con el pago económico a las más de 126 víctimas (26 muertos y más de 100 heridos). Pese a ello, aún hay afectados sin indemnización, y otros se dicen olvidados.
En contraste, según el abogado Gabriel Regino, la fiscalía capitalina negó a las 10 personas exservidoras públicas y representantes de empresas, a las que busca imputar lesiones, homicidio y daños a la propiedad, la posibilidad de mediar una reparación del daño con las víctimas para evitar ir a juicio.
Diversos expertos, actores políticos afirman que “es una vergüenza que a un año de la tragedia de la Línea 12 del Metro los responsables sigan impunes, gozando de la protección de las autoridades, a quienes no les importa hacer justicia a las víctimas”
La zona cero permanece sin cambios visibles, sin escombros, eso sí, pero aún con el hueco en el viaducto elevado como símbolo de la desgracia por la mayor tragedia en el transporte público de la capital.
La víspera del primer aniversario del fatídico suceso, entre las estaciones San Lorenzo Tezonco y Olivos la gente que pasa no deja de lamentar la mala planeación, diseño y construcción de esta línea del Metro que en menos de una década ha tenido que cerrar en tres ocasiones por fallas estructurales.
La Línea Dorada, como lo etiquetan en redes sociales, es el mayor monumento a la corrupción e impunidad del gobierno de izquierda en la Ciudad de México, así como el hecho que desenmascaró a un presidente inhumano e insensible.