EN LA MIRA
Hector Estrada
Más allá de las filias políticas rumbo al relevo sexenal de 2024 en Chiapas, lo ocurrido este martes durante el informe de labores y actividades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), realizado por primera vez en Palacio Nacional, no dejó espacio a las dudas sobre de qué lado se encuentran – hasta hoy- las afinidades presidenciales entorno a su grupo más cercano de trabajo.
No se requiere ser un experimentado analista para descifrar el mensaje emitido desde Palacio Nacional en torno al actual director general del IMSS, Zoé Robledo Aburto. Ahí, junto al chiapaneco, estuvo la primera plana de la denominada “Cuarta Transformación” para dar “el espaldarazo”. La asamblea general del IMSS y el informe de labores sólo fueron el simple pretexto para fijar evidentes posturas políticas.
El propio López Obrador se encargó de clausurar el evento y disipar dudas sobre la razón de su presencia en el acto protocolario, con un claro mensaje de reconocimiento desbordado al trabajo de Robledo Aburto. Si la intención del mensaje político fue con miras al relevo sexenal en Chiapas o la antesala a nuevas designaciones importantes dentro del gabinete federal, son hasta hoy meras especulaciones o lecturas ansiosas de los adelantados.
Lo cierto es que el “espaldarazo” cayó como “balde de agua fría” a quienes ya ven en Zoé el obstáculo más grande dentro de Morena para alcanzar sus postergadas aspiraciones políticas. Saben perfectamente que la promesa de encuestas internas para definir candidaturas en 2024 fue una simulación consumada este año y no apunta a ser diferente para el proceso electoral federal que viene.
Como en otras candidaturas estatales de Morena ya concretadas, las decisiones dentro de dos años y medio emanarán nuevamente desde Palacio Nacional. Sí, ese mismo lugar donde este martes se realizó por primera vez un informe de actividades para un director general del Seguro Social. Por eso el asunto cobró relevancia inmediata y desató reacciones inevitables; sobre todo para quienes ahora se encuentran atentos y contando los días rumbo al relevo en la entidad chiapaneca.
Si bien es muy pronto para asegurar definiciones, hoy la lectura política (hablando estrictamente sobre las afinidades presidenciales) es esa. Resta casi la mitad del camino para seguir atentos el movimiento de las piezas y las estrategias que los actores involucrados en la disputa sexenal seguramente estarán ejecutando para ganar posiciones.
Con el paso de los meses las brechas se irán cerrando en torno a quienes hoy suspiran abiertamente -desde la Ciudad de México- con ocupar el Palacio de Gobierno en Chiapas, y los “jaloneos” seguramente también subirán de tono. Mientras tanto en la entidad tampoco se puede perder de vista la atención a los problemas realmente coyunturales. Aquí aún restan tres años a la actual administración que todavía busca remediar el desastre socio-político heredado por los rapaces antecesores.
Robledo Aburto tiene aún de frente un importante reto nacional para cumplir su encomienda respecto a la mitigación de la pandemia y continuar el rescate de la institución que se le encomendó. Sólo con resultados podrá mantener la simpatía presidencial y en una de esas concretar sus verdaderas aspiraciones bajo la manga… así las cosas.
EN LA MIRA
Hector Estrada | @HectorEstradamx