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Opinión | La transformación de un solo hombre

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REALIDADES
Octavio Chanona

No hace poco el presidente Andrés Manuel López Obrador rindió su informe de tres años de gobierno en Palacio Nacional con su gabinete, presumiendo sus “logros” y su orgullo por una transformación que a tres años, dudo que llegue, es más…está muerta. 

Transformar la vida pública del país no es hablar dos horas diarias en una conferencia de prensa narcisista. Una transformación es de raíz, velando y ocupándose del quehacer social y político de un país, estado o municipio, generando estrategias eficaces y políticas públicas para curar los daños que quizá, esos quehaceres lastimaron el progreso de una comunidad o sociedad por alguna autoridad. 

Una transformación no se logra solo con discursos redundantes y primitivos, sino con hechos.  Tres años ya, de un gobierno que prometió un cambio esperanzador y que muchos de los mexicanos creímos en él. 

Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en lo que siempre criticó, en esa bestia política indomable que todo lo quiere a su poder. Se convirtió en ese destructor de la esperanza social y se transformó en ese monstruo que todos los mexicanos pensábamos haberlo ahuyentado, intimidado y domado en 2018. 

El país ha tenido una sola transformación, sí, la de un solo hombre, la del presidente. Su transformación va y está yendo, pero la realidad supera la ficción presidencial. No hay hechos pero sí muchas palabras. 

PRIMERO LOS POBRES

Andrés Manuel López Obrador tiene como estandarte el “primero los pobres” y sí, primero los pobres. Tanto ha sembrado la semilla de la transformación que hoy en día   en nuestro país hay 55.7 millones de personas en situación de pobreza, es decir, 3.8 millones más que en 2018. La pobreza extrema aumentó de 7.0% a 8.5% de 2018 a 2020, según los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) 

Estas cifras no sólo muestran el mayúsculo incremento de la pobreza en tres años, también evidencia el fracaso de las medidas populistas y la derrota de los programas sociales como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el futuro. 

Ambos programas han tenido irregularidades en su ejecución y diseño, pues el primero (Sembrando Vida) envés de reforestar, destruyó. La Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) manifestó, que para que los campesinos se hicieran acreedores a este programa desmontaron parcelas y en muchos casos, talaron árboles para obtener entre 4 mil 500 a 5 mil pesos por mes. Aunado, está acreditado que el 50% de los árboles plantados, en tres años de gestión ya se secaron. Ni se restableció la biodiversidad, ni se generaron empleos y mucho menos se logró la estabilidad en ingresos de quienes reciben el apoyo. 

El objetivo del programa no es malo, pero la realidad demuestra que es insignificante e insuficiente, pues no resuelve el problema de la pobreza, de tal suerte que tampoco generan una base económica que permita a los beneficiarios vivir de su trabajo e ingresos.

El segundo (Jóvenes Construyendo el futuro) según registros, hasta 919 mil 646 mexicanos entre los 17 y 15 años se inscribieron, sin embargo, tan sólo el 2.2 por ciento, es decir,  20 mil, lograron ingresar de manera formal a la empresa en donde fueron capacitados.

Estos programas también han sido focalizados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) pues esta misma ha aplicado tres auditorías a Jóvenes Construyendo el Futuro en las que detectó irregularidades en el diseño, operación y resultados del programa, las cuales evidenciaron otorgamiento de becas a Servidores de la Nación, centros de trabajo “fantasma” y bases de datos poco confiables que repercutieron en el padrón de beneficiarios. Para Sembrando Vida, la misma dependencia  reportó recursos no reintegrados ni entregados, faltantes en cuentas y pagos a personas que no estaban registradas, entre otras irregularidades del programa.  

SISTEMA DE SALUD COMO NICARAGUA O DINAMARCA 

En materia de salud, la transformación se desformó, pues más de 15 millones de personas se quedaron sin  derecho a la salud al eliminar el Seguro Popular en estos tres años y todo por la creación del Instituto de la Salud para el Bienestar (Insabi). Desde su creación, arrancó en ceros, sin rescatar expedientes del Seguro Popular, sin protocolos para la canalización de derechohabientes y sin medicamentos.  

Reuniones, acuerdos, protestas, se han convertido en el pan de cada día de decenas de padres de niños con cáncer que buscan que sus hijos tengan los tratamientos completos para atender sus distintos padecimientos, lo que, en tres años, se ha convertido en promesas.

Andrés insiste que se ha domado la pandemia de la Covid-19 y que nadie se quedó sin atención médica. Hoy somos el cuarto país con más muertes por este virus, sumando más de 26 mil 748 defunciones.

El sistema de salud como Nicaragua o Dinamarca solo esta en la utopía color de rosa del presidente. 

ABRAZOS NO BALAZOS

En materia de seguridad no ha habido ningún resultado, la transformación aquí no se ha parado, ni se parará. En sus tres años de gobierno López Obrador ha alcanzado más de 90 mil personas asesinadas, cifra que incluye los casos catalogados homicidio doloso y los registrados como feminicidio. Así lo revelan cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). 

Los informes del SESNSP indican que entre el 1 de diciembre de 2018 y el 31 de mayo pasado, en el país hubo 86 mil 370 víctimas de homicidio doloso, y 2 mil 471 víctimas de feminicidio. Es decir, un total de 88 mil 841 personas asesinadas de manera dolosa a lo largo del país, que hasta este mes de septiembre, ha ascendido a 90 mil personas asesinadas en México. 

 La mayoría de los 31 municipios gobernados por Morena, como lo son Tijuana, Ciudad Juárez, León, Acapulco, Culiacán, Cajeme, Guadalajara, Benito Juárez, Celaya y Chihuahua, están incluidos en la lista de los más violentos del país, donde han tenido incrementos en la incidencia de homicidios dolosos, de 11 y hasta 870 por ciento.

Andrés Manuel López Obrador con la política “abrazos no balazos” ha desenmascarado un presidente no humanista, frio e indiferente hacia la seguridad pública de su país. No le duele ni le preocupa que a diario le maten a ciudadanos que integran a ese pueblo que “tanto quiere”. 

TRES AÑOS DE FRACASO

Andrés Manuel López Obrador  ya va a la mitad del sexenio y no tiene ningún solo logro y no lo tiene, porque está obsesionado en romper y acabar con el pasado destruyendo el presente sin construcción o transformación alguna. 

México vive una crisis social y política. La violencia a la alza, el sistema de salud deficiente, la corrupción a tope, los problemas sociales se desbordan sin solución alguna, la gasolina ha alcanzado sus precios históricos, el gas, la luz cada mes aumentan, fallas tras fallas y nada. El gobierno de la esperanza ha fracasado y se ha convertido en esa bestia indomable de la que juraron defendernos. 

López tiene un gobierno que improvisa, que miente descaradamente, contradictorio y con una enorme apatía, indiferencia y opacidad que se desbordan cuando el auxilio del pueblo lo pide a gritos. 

Un buen líder es aquel que sabe que el verdadero respeto a la legalidad no implica mantenerse al margen de las decisiones importantes del país, implica validar los procesos, dotar de credibilidad a las instituciones, aceptar los errores, respaldar las necesidades o peticiones de la sociedad, y acompañar su evolución.

Un verdadero líder no polariza, no fragmenta, no miente ni divide. La transformación se ve y se siente, para Andrés, porque si él y los suyos están bien, el país va excelente aunque las realidades sean distintas. 

Hoy, México tiene la transformación y un gobierno de un solo hombre. 

REALIDADES 
Octavio Chanona | @OctavioChanona_

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