A ESTRIBOR
Juan Carlos Cal y Mayor
Hablar de “orden y progreso” no nos remite necesariamente al Porfiriato. Fue una frase que acuñó Don Porfirio como lema de su gobierno. También lo es de la bandera de Brasil, aunque su autoría se atribuye a Augusto Comte quien formuló la doctrina del positivismo.
Me quiero referir a las drásticas medidas que está implementando el presidente de El Salvador Nayib Bukele para combatir y detener a los integrantes de la Mara Salvatrucha y que pululan por miles en su país actuando en la mayoría de los casos con absoluta impunidad. Las estadísticas llegaron hace pocos años a colocar al El Salvador como un de los países con la mayor tasa de homicidios. Hoy Jamaica, Venezuela, Honduras, Belice y Colombia promedian entre 49 y 26, de homicidios por cada 100 mil habitantes y México el séptimo lugar con una tasa de 26 homicidios.
En los últimos meses hubo un incremento de crueles homicidios por parte de la Mara Salvatrucha en El Salvador por lo que el presidente Bukele solicitó al parlamento de su país aprobar un estado de excepción. La medida cancela garantías individuales tales como limitar la libertad de asociación, el derecho de ser informado de las razones de arresto y amplía de 72 horas a 15 días el plazo de detención administrativa permitiendo además a las autoridades intervenir los celulares de quienes consideren sospechosos.
Al día de hoy se ha detenido a más de 17 mil maras a los que Bukele llama terroristas. Por otra parte, disciplinó a los mas de 6 mil presos que ya existen en las cárceles de El Salvador y los cuales aplicó castigos disciplinarios en tanto que mantienen sus redes de delincuencia desde la propia cárcel. No hay manera ahora de que comuniquen con el exterior como sucede en México y otros países donde las extorsiones se hacen desde las cárceles.
El joven presidente no solo tiene la mayoría legislativa sino además un gran respaldo de los salvadoreños que quieren vivir en paz. Esta decidido a sacar adelante a su país. Ha invertido en grandes obras de infraestructura e impulsar el capital para ofrecer a las y los jóvenes mejores alternativas en vez de tener que migrar a los Estados Unidos donde hoy viven 3 de cada 10 salvadoreños. Ya las quisiéramos en Chiapas. Son pobres, pero ni tan pobres. Con un territorio menor al de Chiapas (casi la mitad) y sin los recursos naturales, además de todos los atractivos que poseemos, El Salvador apuesta al desarrollo y Bukele sabe si no hay orden y reina la delincuencia, eso no será posible.
El orden es una condición necesaria para el progreso. Singapur en tan solo 20 años se convirtió en una potencia económica gracias a la visión de Lee Kuan Yew que es considerado el padre de la patria y gobernó desde 1959 a 1990 para consolidar la independencia y el desarrollo en la naciente nación. Abandonó voluntariamente el poder y ocupo un cargo honorario en los sucesivos gobiernos.
En Singapur abundaba la corrupción política, la población consumía drogas y reinaba la inseguridad. Las medidas fueron drásticas. A los corruptos se les condenó a la horca. Entre otras cosas Fumar, tirar basura o mascar chicle está sancionado con multas de hasta 2 mil dólares. Todo es orden y pulcritud. Obviamente las sanciones han disminuido porque la población -y los políticos- han asimilado todas formas en su conducta habitual. Hay que agregar que invirtieron en educar a sus jóvenes porque tiene un sistema educativo reconocido internacionalmente. A más de ello generaron atractivos estímulos para atraer la inversión extranjera.
Quizá para algunos esta no sea una fórmula válida, pero la evidencia es más que contundente. Mucho mejor que el socialismo que lo único que hace es igualarlos a todos en la pobreza.
A ESTRIBOR
Juan Carlos Cal y Mayor | @jccalymayor