Reuters.- La secretaría de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm,expresó este viernes a los funcionarios mexicanos con los que se reunió su preocupación por el impacto de las reformas energéticas impulsadas en México, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró abierto a revisar la situación de las firmas afectadas.
La iniciativa legal impulsada por López Obrador para otorgar mayor control al Estado en el sector eléctrico, criticada en círculos políticos y empresariales, fue el tema central de la visita de Granholm a la capital mexicana, iniciada el jueves.
“En cada reunión, expresamos las preocupaciones reales de la Administración Biden-Harris sobre el posible impacto negativo de las reformas energéticas propuestas por México en la inversión privada estadounidense”, afirmó la funcionaria en un comunicado, durante su segundo día de visita.
Granholm, quien se reunió con López Obrador, el canciller Marcelo Ebrard y otros miembros de su gabinete, añadió que el proyecto también podría obstaculizar los esfuerzos conjuntos de Estados Unidos y México en materia de energía limpia y clima.
Dijo que se deben mantener los mercados energéticos competitivos que benefician aAmérica del Norte y que sus interlocutores le aseguraron que “México está comprometido con apoyar la energía limpia y resolver las disputas actuales con proyectos energéticos dentro del estado de derecho”.
Funcionarios, legisladores y líderes empresariales dicen en privado que creen que la iniciativa del mercado eléctrico de López Obrador se diluirá, pero no está claro cuánto o si será suficiente para restaurar la confianza de los inversionistas.
Más temprano, López Obrador explicó que durante el encuentro convino con la funcionaria revisar “caso por caso” la situación de empresas extranjeras inconformes con la reforma eléctrica, que se debatirá este año en el Congreso.
“Donde hay, consideran que hay, una injusticia, se revisan los casos; ellos tienen ya una lista, hay algunas empresas que están pidiendo que se les informe y lo estamos haciendo, tanto estadounidenses como de Canadá”, dijo el mandatario en su rueda de prensa , y detalló que “son pocas”.
La reforma, que implicaría cambiar la Constitución para favorecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), fue impulsada por López Obrador como un asunto de seguridad nacional, argumentando que los gobiernos anteriores sesgaron el mercado a favor del capital privado.
Según el mandatario, Granholm entendió que el objetivo del gobierno mexicano es “desterrar la corrupción” que supuestamente permitió que empresas particulares del sector se vieran favorecidas en contratos leoninos para el Estado. Por su lado, el mandatario le expresó su “disposición al diálogo”, detalló.
La funcionaria dijo que México tenía tanto potencial de energía renovable que, si se concretara por completo, podría multiplicar por lo menos 10 veces la energía del país, crear millones de empleos y desarrollar una industria de exportación orientada a un mundo que busca soluciones de energía limpia.
Antes de la visita, cuatro senadores demócratas instaron en una carta a la funcionaria y al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a “expresar con más fuerza las preocupaciones” sobre las reformas energéticas de López Obrador,argumentando que era “antitética” a las relaciones bilaterales.
El embajador de la Unión Europea en México denunció recientemente que la iniciativa está obstaculizando la inversión porque podría poner trabas a los compromisos de las compañías para aumentar el uso de energía renovable.