EN LA MIRA
Hector Estrada
Mientras en el resto del mundo los países se debaten por el suministro de vacunas contra la Covid-19, en Chiapas las brigadas de vacunación luchan contra tres de los peores obstáculos: la ignorancia, el miedo y la desinformación propagada. La labor titánica que se realiza en la entidad no tiene comparación nacional. Aquí -como en ninguna otra parte del país- han sido las y los brigadistas quienes han tenido que salir a las calles “casa por casa” para buscar a quienes no ha sido inmunizados a fin de acercarles las dosis y, aunque parezca increíble, intentar convencerlos.
La tarea, a cargo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Secretaría de Salud estatal, en este rincón de México no ha sido nada sencilla. Y es que, las cifras nacionales que colocan a Chiapas como la entidad con menor avance en la cobertura de vacunación NO tiene nada que ver con la dimensión del esfuerzo. En palabras del propio Hugo López-Gatell, Chiapas es el estado de la república que mayor resistencia o complejidad ha presentado no sólo durante el proceso de vacunación, sino durante buena parte de la contingencia epidemiológica.
Basta recordar los episodios de mayo y julio de 2020 en los municipios Villa las Rosas, Larrainzar, Venustiano Carranza, Simojovel, Arriaga y Totolapa, por mencionar algunos, en donde los pobladores cerraron carreteras para impedir el paso de las brigadas de salud, secuestraron unidades médicas y hasta vandalizaron (quemaron) clínicas debido a la creencia popularizada de que la enfermedad era propagada intencionalmente, no existía o lo pacientes con síntomas relacionados eran dejados morir en las áreas COVID para cumplir con supuestas cuotas de defunciones.
Por eso no extraña mucho lo sucedido durante el actual proceso de vacunación aquí. Y es que, si bien la resistencia a las vacunas también sucede otras partes del país y el mundo entero, las cifras en Chiapas generan mayores preocupaciones. De acuerdo al último corte oficial del 23 de octubre, hasta esa fecha la entidad registró un avance del 53 por ciento en la población que ha sido vacunada con al menos una dosis (1 millón 937 mil personas), muy lejano al 97 por ciento que registra ya la Ciudad de México y a más del 70 por ciento en 27 de las 32 entidades del país.
El tema en las comunidades indígenas es punto y aparte, así lo ha sido desde el inicio de la contingencia. Su rezago en materia de acceso a las tecnologías de la información, su dispersión poblacional de difícil acceso y la cosmovisión impregnada en sus usos y costumbres han dificultado los esfuerzos en materia de salud desde el comienzo. En varias poblaciones indígenas de Chiapas la pandemia no modificó la vida cotidiana, las medidas restrictivas fueron prácticamente inexistentes y los procesos de vacunación están siendo bloqueados desde adentro.
Se trata de una variable que sí impacta de manera directa en las estrategias de vacunación y su cobertura, pues los habitantes indígenas en Chiapas representan el 26 por ciento de la población total en la entidad. De cada 100 personas que hablan alguna lengua indígena, 12 ni siquiera hablan español, y el 80 por ciento de ellos viven en comunidades de difícil acceso. Todo ello aunado a la renuencia en zonas rurales (no netamente indígenas) donde el comportamiento no ha sido tan distinto.
Por eso los esfuerzos de las brigadas para ir en búsqueda casa por casa en Chiapas y apostar al convencimiento individual son verdaderamente valiosos. En todo el país Chiapas es la única entidad que ha aplicado esta estrategia, prácticamente personalizada. Son poco más de cuatro mil 100 trabajadores de la salud que están recorriendo todos los días calles, caminos y veredas, pese a las inclemencias del tiempo, para intentar aumentar la cobertura de población inoculada, con todo y su oposición al proceso.
La intervención del director del IMSS, Zoé Robledo, en Chiapas como encomendado directo del propio López Obrador ha sido coyuntural para evitar que el rezago sea mayor. Negarlo sería deshonesto. Sin embargo, el mayor de los créditos es nuevamente para el personal de salud que a casi dos años de la llegada de la Covid-19 sigue dando la batalla, exponiéndose y trabajando todos los días para combatir una pandemia que, con todas sus complicaciones geográficas o resistencias sociales, aún no acaba… así las cosas.
EN LA MIRA
Hector Estrada | @HectorEstradamx